domingo, 7 de octubre de 2012

MMP 10 kilómetros: I Carrera Popular Manos Unidas Murcia (2012)

Yo pensaba que el miedo escénico a las carreras lo había superado hace tiempo. Llevo ya unas cuantas carreras a las espaldas y hace años que no suelo tener nervios pre-carrera, salvo las veces que voy a cagar visitas al señor Roca. Pero esta semana ha sido diferente. Después de más de 330 kilómetros en 6 semanas, después de 5 tiradas largas de más de 20 kilómetros, después de 5 sesiones de calidad interesantes a lo largo de estas semanas (combinando series cortas con largas) ¿Por qué he estado tan asustado estos días? La respuesta parece en un principio fácil: el martes se me ocurrió salir a correr en vez de descansar como tenía previsto tras un final de semana anterior bastante cañero, y lo único que conseguí fue salir 8 kilómetros con malísimas sensaciones. Se me dispararon las alarmas, empecé a pensar que la carrera sería un fracaso, que volvería a la senda de los 48 minutos en los diezmiles. Algo que además se juntaba con unas expectativas de calor no habituales para primeros de octubre (32 grados de máxima). Descansé el miércoles y el jueves, esperando recuperar los músculos. Pero el viernes las sensaciones tampoco fueron excepcionales. Sólo salí 7,5 kilómetros (debajo de 5 min/km) pero con una pesadez de piernas que me ha ido minando la moral estos días.
Y con estas sensaciones físicas y psíquicas me he plantado en la salida de esta carrera tras casi dos meses sin competir, y con apenas tres carreras en los cinco meses que van desde el 4 de mayo al 7 de octubre (los 10 kilómetros de La Gineta, los 5 kilómetros de San Javier y los 10 kilómetros de Tarazona de La Mancha). Antes de entrar a valorar mi carrera personal, sólo unas cuantas pinceladas de la organización. Todo el dinero recaudado en esta carrera (la inscripción es de 12 euros) iba destinado íntegramente al proyecto de creación de 4 módulos para poder impartir Educación Secundaria en una región de Zambia donde no tienen esas instalaciones, y donde los niños tienen que recorrer más de 100 kilómetros si quieren ir a un instituto. Ésta ha sido la principal causa de inscribirme, ya que con el calor y las malas sensaciones no me apetecía bajar al centro de Murcia para hacer la carrera. Pero ya que se puede ayudar con algo nuestro, como es este deporte, no quería dejar pasar la oportunidad. Por esta cuestión y porque ha sido la primera vez que se ha realizado creo que no hay que ser excesivamente severo con la organización. Si por casualidad los organizadores pueden leer este blog, unos cuantos consejos de alguien que ha participado activamente en la organización de carreras populares: con el calor que hacía (y que estaba previsto desde hace varios días) un avituallamiento se me queda corto. Sé que en las carreras populares de Murcia curiosamente, y a pesar del calor reinante, no abunda precisamente el líquido elemento. Pero hay que hacer un pequeño esfuerzo. En Albacete en el Circuito de Carreras Populares, cualquier diezmil suele tener como mínimo 3 avituallamientos más el del final, y si es muy caluroso el ambiente incluso 4 ó 5 (recuerdo perfectamente El Salobral en 2011 con 5 avituallamientos, uno cada 1,5 kilómetros). Cuando he llegado hacía 27-28 grados de temperatura en el sol y 24-25 en la sombra. Creo que haber puesto un avituallamiento en el kilómetro 7 hubiera estado bastante bien. Al fin y al cabo son 400 botellas más de agua. Yo preferiría no tener la camiseta de algodón pero tener suficiente agua en el recorrido. También sería conveniente marcar los kilómetros. Eso no cuesta mucho. Simplemente con imprimir en folios de A3 el número del kilómetros y pegarlo en una señal sobra. Pero yo iba perdido sin saber en qué kilómetro iba y cómo era el ritmo que llevaba. Por lo demás, mi enhorabuena por la iniciativa, por el proyecto en Zambia (que espero que salga adelante) y por el entusiasmo mostrado. La empresa cronometradora, Conchip, ha publicado pronto los resultados y ha puesto un paso intermedio, por lo que todo muy correcto. 
El circuito está muy bien. Perfecto para hacer una buena marca si el tiempo no fuera tan cabrón caluroso. Muy llano el recorrido, pasando por la Gran Vía, en parte por la orilla del río, y que se adentra por la zona del Infante. Son dos vueltas de 5 kilómetros muy bien medidas, como posteriormente pude comprobar con los compañeros que tenían GPS. La salida se dio con unos 7-8 minutos de retraso y a viva voz (con micrófono) en una cuenta atrás que nos pilló un poco desconcertados a los corredores. Salimos todos disparados (hubo algo más de 400 inscritos y algo más de 350 llegados a meta). Los dos primeros kilómetros me coloco junto a dos compañeros del A. D. Abarán, con los que voy hablando a pesar de los ritmos que me están apuntando. En estos primeros compase veo pasara a los amigos del club Correbirras, con Óskar a la cabeza. En el kilómetro 2 aproximadamente (en la Gran Vía) pierdo un poco de comba con ellos, pero yo prefiero llevar mi ritmo. Por ahora hemos pasado en zonas donde domina la sombra (el termómetro marca 22 grados). Me viene bien ver a los compañeros de Abarán a unos metros, ya que así los llevo en el punto de mira toda la carrera y voy midiendo distancias. Salimos al río, llevo buenas sensaciones. Hace calor allí, porque no hay nada de sombras. Cruzamos el puente y seguimos en torno al río. El calor ya se nota. El termómetro apunta en esta zona 25 grados. Volvemos a la zona del Infante y vamos a terminar la primera vuelta. Ahí tenemos el único avituallamiento y el único punto kilométrico, el cinco. Miro el reloj, 22:29. Ahí hago cuentas. Va a ser muy difícil bajar de 45 minutos. Tendría que clavar el mismo paso con más calor. Así que hago otra cuenta (bajar de 46:00). Eso parece más fácil. Bebo agua, me la echo por la cabeza y las piernas, la guardo entre el kilómetro 5 y el 6 más o menos, pero allí se me acaba. Volvemos a entrar en la Gran Vía, la sombra me calma el quemazón de piernas, el termómetro aquí marca debajo de 25, y eso es un alivio. Al no estar los kilómetros no sé el ritmo. Me imagino que no he bajado mucho, pero las impresiones subjetivas a veces engañan. Salimos de nuevo al río, pero esta vez me siento un poco más suelto. Los de Abarán ya me sacan 45 segundos en la salida de la Gran Vía y poco a poco los voy perdiendo de vista. Sin embargo voy pillando a otros a los que el calor les está dando con el mazo. Miro el reloj, pasan los minutos. No tengo referencias. Cuando cruzamos el puente seguimos en el río, pero cuando damos la vuelta empiezo a subir un poco el ritmo. No me encuentro mal, y no debe quedar mucho, pues en mi reloj llevo 40 minutos. Aprieto y aprieto, pillo a 5-6 que tenía delante, y pronto pillo la larga recta de meta. El termómetro marca 27 grados. Miro el reloj, y veo reflejado 43 minutos cortos. Aprieto, mientras oigo que acaba de llegar la primera mujer a meta. Adelanto a otras dos personas y piso la alfombra de cronometraje con 44:44, a 4:28 min/km. Sonrío. ¿A qué tanto miedo a lo largo de la semana? Si esto no tiene más secreto que correr y correr. Y si en 6 semanas he corrido mucho, ¿Por qué iba a salir mal la carrera? Le he bajado 50 segundos a mi mejor marca en un 10 kilómetros bien medido (los 10 kms del MAPOMA en 2011), y además la segunda vuelta la he hecho en 22:15, más rápida que la primera. Ahora viendo los resultados he visto que ha sido una gran carrera. He llegado en el puesto 79 de 371 de la general, creo que es mi mejor clasificación relativa.
Ahora a descansar esta tarde un poco mientras preparo los materiales para mañana en las clases y antes de ver el fútbol. La semana que viene toca el Ultrafondo de Molina, en la categoría de 2 horas. Mientras tanto, a disfrutar de una nueva marca personal.