Pongo esta imagen de la carrera de Fuentealbilla de 2011 (el pueblo del gran Iniesta), porque representa la metáfora de este enero, con zapatillas puestas y saltando el obstáculo (las grandes comidas y cenas de los muchos eventos sociales que hemos tenido). Y es que ha sido un gran mes de enero en muchos sentidos. Hacía muchos meses que no realizaba tantos kilómetros. La primera semana me clavé 54, la segunda 48, la tercera 45, la semana pasada 42 y el lunes 30 de enero hice 16. Total, 205 kilómetros, como el mes que más kilómetros hice cuando entrené para la maratón de Lisboa. Lo confieso, he ido a dos maratones con 600 kilómetros de entrenamiento en 3 meses. No es mucho. Los resultados no fueron malos, 4:01 en París y 3:57 en la maratón de Lisboa, con grandes pendientes. También es verdad que cuando suelo meter mucho kilometraje suelo empezar a tener molestias, sobre todo en el tendón de aquiles. Es decir, no soy un corredor de grandes kilometrajes semanales. De hecho, compañeros que están más o menos a mi nivel (45-46 en 10 kms y 1:40-1:42 en media maratón) me cuentan sus entrenamientos semanales, y casi siempre realizan más. En todo caso no hay que negar la mejora que consigues con una amplia base de kilómetros a la semana.
Pero me voy del tema. Ha sido un buen mes de enero por diversas cuestiones. En primer lugar porque he recuperado un poco el ritmo de entrenamientos, 3 o 4 a la semana, y con varias tiradas largas de alto kilometraje. Pero también por algunos "eventos sociales" con amigos de esto del running, que hace más "amable" ponerte las mallas, calzarte las zapas salir a correr a pesar de que a veces no apetezca. También es verdad que esos eventos han retrasado mi "puesta a punto de forma", en el sentido de que no me quito lastre ni a la de tres. Pero bueno... ya tendré tiempo (siempre digo esto). Casi todos los fines de semana hemos tenido celebración. Y eso está bien. Como dice mi buen amigo Mariano, "hay que valer pa´ to´". Este fin de semana salimos a hacer una tirada larga. Los maratonianos hicieron 28 kilómetros, y yo hice 23,5 en 2:12. Eso sí, es un recorrido bastante rompepiernas, con final en alto, como en el tour. Pero lo mejor vino después. Apenas un par de horas para ducharse y arreglarse, porque nos esperaba una comida con los amigos (el que menos kilómetros hizo ese día fui yo), cubatas varios a lo largo de toda la tarde y noches, y al final llegar a las 12 de la noche reventado. En todo caso, viene un mes de menos eventos. Esperemos que no se resienta el entrenamiento, pues parece que últimamente corro para después irme de fiesta. Como dije en la anterior entrada mi mirada está puesta en los 10,3 kilómetros de Murcia (paralela a la media maratón) del 18 de marzo, como puesta a punto para la media maratón de La Roda del 25 de marzo, una semana después. En la primera debo bajar de 4:30 min/km, o estar por ahí. En la segunda hacer 1:38. Y todo eso con 85 kilos más o menos. Así que tengo 7 semanas por delante, en las que intentaré seguir con la rutina de este muy buen mes de enero, aunque con menos fiesta... si es posible. Un día de tirada larga (no tanto, pero cercana siempre a los 20 kilómetros), dos días más de rodaje y otro de algo de calidad (bien cambios de ritmo, cuestas o series). Con eso puedo acercarme al objetivo, aunque el principal para mí sigue siendo disfrutar de esto del running con los amigos, fomentar la gran amistad que hemos cultivado en estos últimos tiempos, y reirnos un poco de este mundo tan loco que es capaz de absolver a Camps y de imputar a Garzón.