Leí el mes pasado en la revista runner´s world que una de las características de los corredores populares, ya metidos en el mundillo, es cuando empezamos a contar las semanas por los kilómetros que hemos hecho. Me hizo gracia porque eso me suele pasar a mí. Pues eso, que con el trote de 9 kilómetros de ayer, que al final lo hice en progresivo, acabo una semana de 56 kilómetros y un periodo de base de 71 días y 495.000 metros (así parece que queda mejor).
El periodo de base lo comencé en Nochebuena de 2011 por la mañana. Desde los 10 kms Valencia encadené un par de semanas de relajación con otras semanas en las que los avatares personales y profesionales me impidieron salir a correr. El resultado fue de 4 semanas y apenas 100 kilómetros. El día 24 de diciembre parece que la cosa iba a mejor tanto en las actividades profesionales como en el tema personal. Me levanté y en lo único que pensaba era en salir a hacer 16 kilómetros para demostrarme a mí mismo que podía volver a empezar a meterme kilómetros al cuerpo. Así lo hice. Del 24 al 31 de diciembre realicé 66 kilómetros, en enero me metí 204 en el body, en febrero zapateé 182,5, y los primero cuatro días de marzo he hecho 42,5. Es decir, un total de 495 kilómetros. Y ¿Qué queréis que os diga? Que la vida (en lo atlético) se ve diferente. Esta carga de kilómetros me ha dado mucha confianza para afrontar los retos de este final de invierno y de la primavera. Que no significa que me veo preparado para realizarlos ya, pero sí para afrontarlos. No sólo me veo con un mayor fondo que me deja realizar kilómetros a ritmo suave o medio sin aparente fatiga, sino que además puedo incrementar la velocidad, a mi ritmo de umbral (4:40 min/Km más o menos) de una manera mucho más cómoda. El ejemplo lo he tenido este fin de semana. El sábado hice 19 kilómetros por el campus universitario y las avenidas murcianas. Realicé el mismo trayecto que la semana pasada, pero premeditadamente salí más despacio. El sábado anterior hice 1:37:00, con unos 13 kilómetros últimos en torno a 4:50 (es decir, 1/3 despacio y 2/3 a ritmo controlado). Este sábado realicé 1:40:30, con los últimos 6 kilómetros a 4:50. (2/3 a ritmo suave y el último tercio a ritmo controlado). Las mejores sensaciones fueron ayer. Salí a las 20:15 sin muchas pretensiones, con la única intención de correr 40-50 minutos para después estirar tranquilamente en casa. Comencé a 5:30-5:45 los dos primeros kilómetros y cada vez iba más suelto. El kilómetro 4 lo paso en 22:30, y a partir de entonces empecé a subir el ritmo sin darme cuenta. Cuando llegué a casa miré el reloj y vi 46:20, lo que significa que hice los últimos 5 kilómetros en 23:50, a 4:46 min/km, con los últimos 2 kilómetros a 4:30 y con muy buenas sensaciones, sin fatiga ni sensación de esfuerzo máximo. En este periodo de base lo principal han sido las tiradas largas, aunque no he descuidado algún toque de calidad a la semana. Si echo la mirada atrás veo 24 kilómetros en El Villar en enero, 23,5 y 21,5 en Chinchilla en febrero, la media maratón de Santa Pola en enero, y al menos siete salidas entre 16-19 kilómetros entre Murcia y Chinchilla. Los rodajes entre semana ya han dejado de ser de 8-9 kilómetros para ser de 13-14. Todo indica un proceso lento, pero constante, de mejora en estas 10 semanas.
Ya no hay excusas. Es periodo de competición hasta primeros o mediados de mayo, aunque por cuestiones laborales o personales se me han caido varias citas del calendario (la media de La Roda, la maratón de Barcelona y la media de Albacete). Este domingo tengo los 10 kilómetros de Fuentealbilla para testarme en un circuito nada cómodo. La próxima semana (18 de marzo) tengo la media maratón de Murcia (primera prueba de fuego y a intentar bajar de 1:41), el 7 de abril haré los 10 kilómetros de Minaya (desconocidos para mí), el 22 de abril me he apuntado ya a la media maratón de Bullas (también desconocida). El domingo 13 de mayo se me ha fastidiado la media de Albacete (faltaré por primera vez en 4 años) ya que tengo que asistir a la comunión de mi sobrina. Buscaré una carrera de primeros o mediados de mayo en la que pueda batirme el cobre. Una vez entre el verano bajaré un poco el pistón, pues suelo pasarlo mal corriendo a 30 grados, y ya me plantearé nuevos retos para otoño. Me interesan las medias maratones de Valencia y de Benidorm, por su perfil y por el ambiente. Pero para eso todavía me queda mucho. Intentaré aprovechar las buenas sensaciones que tengo ahora, aunque se me hayan fastidiado algunas citas importantes. En estos momentos sólo pienso en el pueblo del gran Iniesta, en el dorsal y en los imperdibles, y en la música que suena 30 minutos antes de la carrera en el circuito de Albacete, "Bienvenidos" de Miguel Ríos, intercalado con la voz del gran Villaescusa. Se me ponen los pelos de punta.
El periodo de base lo comencé en Nochebuena de 2011 por la mañana. Desde los 10 kms Valencia encadené un par de semanas de relajación con otras semanas en las que los avatares personales y profesionales me impidieron salir a correr. El resultado fue de 4 semanas y apenas 100 kilómetros. El día 24 de diciembre parece que la cosa iba a mejor tanto en las actividades profesionales como en el tema personal. Me levanté y en lo único que pensaba era en salir a hacer 16 kilómetros para demostrarme a mí mismo que podía volver a empezar a meterme kilómetros al cuerpo. Así lo hice. Del 24 al 31 de diciembre realicé 66 kilómetros, en enero me metí 204 en el body, en febrero zapateé 182,5, y los primero cuatro días de marzo he hecho 42,5. Es decir, un total de 495 kilómetros. Y ¿Qué queréis que os diga? Que la vida (en lo atlético) se ve diferente. Esta carga de kilómetros me ha dado mucha confianza para afrontar los retos de este final de invierno y de la primavera. Que no significa que me veo preparado para realizarlos ya, pero sí para afrontarlos. No sólo me veo con un mayor fondo que me deja realizar kilómetros a ritmo suave o medio sin aparente fatiga, sino que además puedo incrementar la velocidad, a mi ritmo de umbral (4:40 min/Km más o menos) de una manera mucho más cómoda. El ejemplo lo he tenido este fin de semana. El sábado hice 19 kilómetros por el campus universitario y las avenidas murcianas. Realicé el mismo trayecto que la semana pasada, pero premeditadamente salí más despacio. El sábado anterior hice 1:37:00, con unos 13 kilómetros últimos en torno a 4:50 (es decir, 1/3 despacio y 2/3 a ritmo controlado). Este sábado realicé 1:40:30, con los últimos 6 kilómetros a 4:50. (2/3 a ritmo suave y el último tercio a ritmo controlado). Las mejores sensaciones fueron ayer. Salí a las 20:15 sin muchas pretensiones, con la única intención de correr 40-50 minutos para después estirar tranquilamente en casa. Comencé a 5:30-5:45 los dos primeros kilómetros y cada vez iba más suelto. El kilómetro 4 lo paso en 22:30, y a partir de entonces empecé a subir el ritmo sin darme cuenta. Cuando llegué a casa miré el reloj y vi 46:20, lo que significa que hice los últimos 5 kilómetros en 23:50, a 4:46 min/km, con los últimos 2 kilómetros a 4:30 y con muy buenas sensaciones, sin fatiga ni sensación de esfuerzo máximo. En este periodo de base lo principal han sido las tiradas largas, aunque no he descuidado algún toque de calidad a la semana. Si echo la mirada atrás veo 24 kilómetros en El Villar en enero, 23,5 y 21,5 en Chinchilla en febrero, la media maratón de Santa Pola en enero, y al menos siete salidas entre 16-19 kilómetros entre Murcia y Chinchilla. Los rodajes entre semana ya han dejado de ser de 8-9 kilómetros para ser de 13-14. Todo indica un proceso lento, pero constante, de mejora en estas 10 semanas.
Ya no hay excusas. Es periodo de competición hasta primeros o mediados de mayo, aunque por cuestiones laborales o personales se me han caido varias citas del calendario (la media de La Roda, la maratón de Barcelona y la media de Albacete). Este domingo tengo los 10 kilómetros de Fuentealbilla para testarme en un circuito nada cómodo. La próxima semana (18 de marzo) tengo la media maratón de Murcia (primera prueba de fuego y a intentar bajar de 1:41), el 7 de abril haré los 10 kilómetros de Minaya (desconocidos para mí), el 22 de abril me he apuntado ya a la media maratón de Bullas (también desconocida). El domingo 13 de mayo se me ha fastidiado la media de Albacete (faltaré por primera vez en 4 años) ya que tengo que asistir a la comunión de mi sobrina. Buscaré una carrera de primeros o mediados de mayo en la que pueda batirme el cobre. Una vez entre el verano bajaré un poco el pistón, pues suelo pasarlo mal corriendo a 30 grados, y ya me plantearé nuevos retos para otoño. Me interesan las medias maratones de Valencia y de Benidorm, por su perfil y por el ambiente. Pero para eso todavía me queda mucho. Intentaré aprovechar las buenas sensaciones que tengo ahora, aunque se me hayan fastidiado algunas citas importantes. En estos momentos sólo pienso en el pueblo del gran Iniesta, en el dorsal y en los imperdibles, y en la música que suena 30 minutos antes de la carrera en el circuito de Albacete, "Bienvenidos" de Miguel Ríos, intercalado con la voz del gran Villaescusa. Se me ponen los pelos de punta.
1 comentario:
Eres un runner cuando sabes perfectamente los kms que has hecho la semana anterior.
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