jueves, 3 de noviembre de 2011

Del cielo al agujero



Ya me estaba encontrando bien. Ya había metido un puñado de kilómetros semanales, algunos de calidad. Ya me había pegado un palizón de los buenos, de los que se recuerdan... ya estaba allí cuando me ha pillado un resfriado. He corrido y corrido, pero los virus me han alcanzado. La semana del 24 al 30 de octubre había sido buena. El lunes había hecho 5,5 kilómetros suaves con mi mujer y cuñada para estirar piernas después del fin de semana. El martes descanso. El miércoles, como puse en la anterior entrada, me hice 12 kilómetros con dos series de 2.000, y el jueves hice 11 kilómetros de menos a más, por debajo de 5 min/km y haciendo los últimos 3 kilómetros a 4:40 min/km. Todo ello con traca final. El sábado habíamos quedado en El Villar de Chinchilla para hacer una tirada larga. Fuimos unos cuantos: Mariano, Patri, Remo, Cuevas, Rafa, Epi y un servidor. Además Mariano y Patri se metieron 11 kilómetros antes para ampliar el rodaje. Algo que Patri estiró más, volviendo a por Epi que se perdió por los caminos de vuelta. Una "tirada" que se hizo larguísima. El recorrido fue de 24,4 kilómetros, bajando a las lagunas de Pétrola y dando la vuelta por un terreno rompepiernas que además tenía un tramo durísimo entre el 18 y el 22, prácticamente todo para arriba. Por lo que Mariano hizo 36 kilómetros y Patri 41... casi nada. En todo caso, los 24 que hicimos el resto de mortales se endurecieron más con la cantidad de piedras de algunos tramos que iban minando la resistencia de los tobillos. Una dureza que sentimos todos. Rafa llegó tocado de la cintilla, Epi se perdió por los parajes entre curvas, piedras y encinas, Mariano ha estado unos días con la rodilla un poco tocada, incluso Supermán Patri dice que "algo" ha sentido. En mi caso llegué casi vacío en 2 horas y 10 minutos a 5:20 min/km de media. Y es que los primeros 12 fueron a 5 min/km. Evidentemente no era un ritmo de tirada larga para mí, ni mucho menos. El fuerte ritmo de los primeros 12 kilómetros y la dureza de la vuelta me llevaron a sufrir bastante en los último 4 kilómetros. En todo caso llegué, resistí y vencí al miedo a las tiradas largas después de 6 meses sin hacer ninguna. Además con premio al final del día, y es que el gran Mariano, nuestro Presi, nos invitó al cumpleaños de su hijo, que no era más que una excusa para juntarnos y ponernos hasta el culo de vino y cubatas, como aparece en la foto. No sé la cantidad de botellas que cayeron, pero lo que sí sé es que llegué a las 21:00, me volví a las 3:00 de la nueva hora (4:00 de la antigua) y sed no tuve en esas 7 horas...



Pues como decía, ya me estaba encontrando bien. Descansé el domingo después de haber metido casi 53 kilómetros en la semana anterior. El lunes decidí salir suave por la tarde (la poca tarde que ya nos queda) puesto que aún tenía los tobillos y gemelos resentidos del palizón del sábado. Comencé suave y acabé haciendo casi 8,5 kilómetros, acabando los últimos por debajo de 5min/km y con buenas sensaciones. Pero esa noche ya noté dolor de garganta y congestión. No hice caso de los síntomas y el martes volví a salir con mi mujer suave otros 6,5 kilómetros. Esa noche caí, y llevo dos días en el agujero. Apenas puedo hablar 20 minutos seguidos sin toser y sin que se me vaya la voz. Y todo eso con 6 horas de clase el miércoles y 4 este jueves. ¿Que cómo lo he hecho? Pues dando trabajo a los alumnos en clase y acortando las horas. No hacía falta explicarles el por qué. Mi voz es un cromo. Esta semana tenía pensado hacer varios entrenamientos buenos... pero mi gozo en un pozo. Esperemos que entre hoy y el sábado se me quite y pueda salir a correr el domingo, porque antes lo veo bastante jodido ya que se me ha bajado al pecho. Cosas del tío del mazo... que nos espera en la esquina menos esperada... y ¡¡zassss!!

2 comentarios:

Sosaku Runner dijo...

Has resistido y vencido, igual quie harás con esa gripe.

albertorey dijo...

Joé, macho, me habías dejado preocupao. Una gripe no es nada. Puede venir hasta bien, para descansar, digo. Ánimo.