Apenas unas horas después de la V Carrera Popular de La Gineta (se ha disputado hoy domingo 1 de julio a las 10:00) voy a hacer una pequeña crónica de mi experiencia personal. Si tuviera que resumirlo en dos características diría: lorzas y series. ¿Por qué? Porque realmente han sido lo que han definido el tiempo realizado. Estas dos últimas semanas, muy silenciadas en el blog, han sido una ruina a nivel deportivo. Pocas salidas a correr, mucha comida y bebida ingerida, y pérdida gradual de forma a la vez que sube el calor, algo que llevo muy mal. Temas profesionales, a veces vaguería, gula con los partidos de la selección... han provocado esta situación. Así que este domingo, cuando por fin he podido ir a una carrera, y he comenzado el ritual, calzándome las zapas y las mallas, tenía muy mala espina. He mirado mi tiempo del pasado año (46:01 a 4:36 min/km) y he resoplado ¡¡ojalá!! Cuando he comenzado a calentar no me he sentido ligero. He notado esa relajación en los últimos 15 días. Pero ya estaba allí, y tenía ganas, así que la suerte estaba echada.
Pero me estoy adelantando. A las 8:30 habíamos quedado en la plaza de Santo Domingo para salir hacia La Gineta, que está a 30 minutos de Chinchilla más o menos. Quizás algo menos. Total, que hemos llegado cerca de las 9:00 y hemos ido a por el dorsal, y algunos hemos descargado algo más que los nervios en el baño. Menos mal que llevaba pañuelos de papel. Creo que los organizadores deben cuidar también esas cosillas, porque apenas eran las 9:10, 50 minutos antes del pistoletazo, y quien tuviera un apretón... se iba a encontrar "en pelotas", nunca mejor dicho. Esta vez intenté colocarme bien en la salida, habida cuenta de los 900 inscritos a esta carrera de 10 kilómetros y no quedarme encerrado. La carrera son dos vueltas a un circuito bastante llano, sin cuestas, y sólo con algún que otro falso llano y algún giro de 180º que rompía un poco la velocidad. Es un circuito totalmente urbano y por asfalto, con tres avituallamientos (kilómetros 3, 5 y 8) además del de meta. Hubo una gran bolsa de obsequio, con camiseta Joma y calcetines. En todo caso, y volviendo a la experiencia de la carrera en sí, lo cierto es que salí a buen ritmo. El primer kilómetro lo pasé en 4:29 y el segundo en 4:23. Entonces cogí el ritmo de crucero, 4:35 min/km prácticamente todos los kilómetros. Al principio iba con los Maeso, pero se me fueron en el segundo kilómetro excepto Miguel Ángel, al que alcancé en los metros finales. Conmigo se quedó Ochando, que me aguantó hasta el kilómetro 8 más o menos, y que prácticamente entró conmigo, a unos 10 segundos escasos. Las sensaciones no eran malas, tampoco de ir ligero, pero sin la sensación de ir ahogado. Fui administrando los esfuerzos, algo que me ayudó a no bajar el ritmo. La primera vuelta la pasé en 22:40, a 4:32 min/km de media. La segunda vuelta la pasé en 23:01, a 4:36 min/km, por lo que no perdí casi nada de una a otra vuelta. Mis peores kilómetros, como siempre me pasa en los diezmiles, fueron entre el 3-4 y el 8-9. Pero los superé. En el kilómetro 5 me alcanzaron tres compañeros del Dosquince, capitaneados por Gomariz, bien escoltado por Alberto y Juanra. Con ellos estuve hasta el kilómetro 8. Ahí perdí un poco de comba, y acabé a 10 segundos de ellos. El tiempo final, 45:41, a 4:34 min/km, el 350 de casi 900 llegados a meta. Teniendo en cuenta que este circuito está muy bien medido, es mi segunda mejor marca en un diezmil, detrás de los 10 km del MAPOMA 2011 (45:26), y delante de los 10 km Divina Pastora de Valencia (45:44), ya que los 44:11 de Minaya son poco fiables, puesto que según los GPS le faltaban unos 300-350 metros (lo que supone que esa marca quedaría también cercana a 45:30).
Las sensación ha sido doble. Por un lado muy contento porque pese a la pérdida de forma de las últimas semanas, el descenso de entrenamientos, el aumento de peso evidente, y los excesos en comida y bebida de las últimas 5 semanas, he conseguido una marca notable, muy cercana a mis mejores registros. Evidentemente esto se debe a la mayor importancia que han tenido las series y los ritmos de tempo (cercanos a mi ritmo de competición) en mi entrenamiento desde primeros de mayo y hasta hace un par de semanas que comenzó el descenso de entrenos. Se han resentidos los trotes de 1h:15min a ritmo suave y las tiradas largas, que espero retomar para perder algo de peso en las próximas semanas. Pero eso me ha permitido mantener algo de chispa a pesar de estas circunstancias. La otra sensación es agridulce. Si en una carrera como La Gineta, llana pero algo incómoda con los giros de 180º y las rampillas que a veces a aparecen, y con esas circunstancias del peso y la falta de entrenamiento, he conseguido hacer 45 minutos ¿Cuánto podría haber hecho en los 10 kilómetros de Murcia de finales de mayo, con menos peso y mejor entreno en las piernas? Probablemente podría haber bajado incluso de 44 minutos. Ese fin de semana salí el sábado, me dormí tarde y no me levanté a hacer la carrera. Así que como decía Wittgenstein, de lo que no se puede hablar, es mejor callarse.
El equipo ha hecho una carrera espectacular. El TopOcho de auténtico lujo, 34 minutos Diego y Patri. Con 36 minutos entraron Gato, Jorge, Alfonso y Mariano. En 37 minutos entró Carlos y en 39 Uge cerraba el Olimpo de los ocho mejores, acompañado de su hermano Sebas. Pero además Luis, Andrés, los dos Manolos, los Maeso... hicieron un carrerón. La verdad es que la climatología ayudó. No hizo mucho calor, 21-22 grados, eso sí con viento que a veces molestaba, pero que tampoco supuso una gran rémora.
Contento por tanto, primero por poder vivir la experiencia de las carreras, que desde el 4 de mayo no tenía. Y también por supuesto por seguir "en la brecha", a 4:30 min/km, y en la primera mitad de la carrera, casi en el primer tercio. A ver si consigo que esto suponga un aliciente para cuidarme más...
1 comentario:
Es una época difícil para cuidarse. Hay que simplemente mantenerse un poco. Yo estoy comiendo muchas porquerías. Supongo que en cuanto nos pongamos serios con algún plan exigente de maratón volveremos a cuidarnos.
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