lunes, 9 de febrero de 2009

Un fin de semana de muchos kilómetros y de pasos firmes


¿Quién dijo que hacer un marathon iba a ser fácil? Todos sabíamos lo duro que es preparar la prueba reina del atletismo de fondo. Este fin de semana tocaba apretar... y apretamos. El sábado, con vientos racheados de entre 35-45 kms/hora según la Aemet, y por los distintos caminos de la vía verde que salen de Albacete en dirección oeste, 6 atletas del Club Atletismo Chinchilla hicimos la nada despreciable cifra de 28 kilómetros. Era una soleada y fría mañana. El día anterior nevó, y la bajada por el mortirolo en coche presagiaba lo que pensábamos (no nos va a sobrar la ropa de abrigo running que nos habíamos puesto). De Chinchilla salimos Remo, Manolo, Antonio y yo. En Albacete nos esperaban Gato y Javi (tuvimos la baja inesperada de José Ángel que se recupera de ciertas dolencias, ¡¡vamos Jose, que te echamos de menos!!). Todos preparando maratones (los 5 primeros nos vamos a París, y Javi a Valencia a finales de febrero).
En la rotonda de la salida por la vía verde comenzamos a dar zancadas, cruzándonos con algunos runners que también habían desafiado a la fría y ventosa mañana invernal. Pronto tomamos otro camino que derivaba de esa vía verde que va al Acequión, girando hacia Aguas Nuevas. ¿Quién iba a pensar que no sólo llegaríamos, sino que además la sobrepasamos? Pues lo hicimos. En la ida, los 4 primeros kilómetros tuvimos el viento en contra, y después fue girando desde el viento de costado hasta el viento a favor. La media que hicimos entonces -a pesar de los 4 primeros kilómetros a 6min/km- fue bajando hasta los 5:35-5:40. Los tramos de viento a favor íbamos en torno a 5:20, y los de costado en torno a 5:30-5:35. En la vuelta fue donde más sufrimos las fuertes rachas en contra, sobre todo entre los kilómetros 16-20. Por entonces ya nos habíamos separado en dos grupos: por un lado Remo, Gato y Javi, por el otro Manolo, Antonio y yo. Con estos últimos aguanté hasta el kilómetro 24, tras haber echado un último trago a la bebida isotónica de Manolo y haberme comido media barrita energética. Los últimos 4 kilómetros los hice prácticamente solo, y con ellos a la vista de 50, 100, 200 y al final hasta 500/600 metros. Ante el apretón final de estos últimos, aprovechando el viento a favor de los restantes 2 kms, yo preferí no castigar los músculos y llegar con un ritmo controlado, más rápido que entre los kms 20-24, pero apenas bajando de 5:30. Finalmente el trío de élite llegó con 2h 27min (¡¡bénditas piernas!!), Manolo y Antonio llegaron con 2h 35min. y un servidor llegó con 2h 39min y una media de 5:41 el km, justo el ritmo para acabar con 3h:59min en la marathon.
En fin, un gran entrenamiento del que quedamos todos contentos (las 3 grandes cervezas que nos tomamos después por barba así lo atestiguan). Exactamente hemos realizado 2/3 de un marathon. Sólo nos queda una porción más de esa tarta. Ahora a seguir apretando y haciendo kilómetros, sin castigar en exceso al cuerpo. Tampoco conviene llegar pasado a la competición. El domingo Manolo y yo, junto a otros compañeros del club, como Manoli, Curro, Morales... hicimos un trotecillo suave de 10 kilómetros para soltar musculatura. Se puso en evidencia entonces lo castigado que te deja una sesión de tantos kilómetros como fue la del sábado. Articulaciones tocadas, músculos cansados y falta de gasolina... ahora un par de días de descanso, y de nuevo a calzarse las zapas... ¡¡¡Tiembla París!!!

No hay comentarios: