Mi primera marathon: un sueño hecho realidad

Lo he conseguido!! Esto pensé en mi llegada a la Avenue Foch, detrás del Arco del Triunfo. 42 kilómetros y 195 metros y 4 horas y un minuto después de haber iniciado esta aventura, llegaba con una sonrisa en el rostro, con el puño en alto, y volando entre las nubes, mis sueños y el continuo latido de mi corazón. Con las respiración entrecortada y las piernas cansadas, avanzaba hacia la chica que daba las medallas con la sensación del trabajo bien hecho, y con una gran alegría que me llenaba de arriba a abajo.
Pero empecemos desde el principio. Mañana primaveral en las orillas del Sena. Apenas 5-6 grados de temperatura, cielo algo nublado, y con la previsión de que llegaríamos a los 14-16 grados. En este marco impresionante, siete atletas del Club Atletismo Chinchilla (Gato, Remo, José Ángel, Manolo, Antonio, Juan y Cosme), junto con otro compañero del Tarazona Saycu (Gonzalo), y acompañados de unas estoicas e inmejorables mochileras (esposas de Gato, José Ángel y Manolo) recorríamos los túneles subterráneos de la capital francesa antes de salir al lado del Arco del Triunfo. Allí, en los majestuosos Campos Elíseos, nos esperaban otros 32.000 corredores con la intención de doblegar a Filípides, ese mítico soldado griego que recorrió 40 kms para informar que los batallones griegos habían vencido a los persas en Marathon.

Tras 30 minutos de calentamiento, fotos y nervios, nos pusimos junto al globo que habíamos elegido hace 6 meses, el de color verde del objetivo de las cuatro horas. A las 8:45 cuenta atrás, cinq, cuatre, trois, deux, une, zero... pum!! Sonaba el disparo, y 10 minutos después, pasamos en la alfombra que hacía sonar nuestros chips, y que iniciaban esta aventura. El primer kilómetro transcurría íntegramente por los Campos Elíseos, abarrotado de corredores y espectadores. Cada 5 kilómetros teníamos puestos de avituallamientos con agua, naranjas, plátanos, frutos secos y azúcar. A partir del kilómetro 30 también había Powerade en bolsa (muy bueno, por cierto) que nos dio la energía que nos faltaba en esos 12 kms y 195 metros que restaban. A partir del segundo kilómetro, la carrera pasaba por Rue Rivoli, la Plaza de la Bastilla, el Bois de Vincennes, girábamos hacia orillas del Sena, camino de Notre-Damme, la Ile, la Torre Eiffel, el Bois de Boulogne y, finalmente, en los últimos 500 metros llegamos a la Avenue Foch, detrás del Arco del Triunfo, donde nos esperaban varios fotógrafos que iban a inmortalizar nuestra llegada a meta.

La carrera, como podéis imaginar, es preciosa. El pérfil es bastante llano, aunque hay algunos repechos (sobre todo en los túneles del Sena, y alguno por los bosques), que rompen ligeramente el ritmo. En términos generales, con la meteorología que nos hizo, era para hacer una buena marca. Pero una equivocación nuestra provocó que hiciéramos unos tiempos algo más bajos de lo que potencialmente hubiéramos realizado en otras circunstancias. Y es que a los dos días de cansancio debido a los paseos parisinos y al viaje, hay que añadir que salimos muy detrás. Estos franceses, que son muy cucos, aunque supieran que iban a acabar por encima de las 4 horas, se pusieron en la inscripción en los globos del objetivo 3:30 y 3:45. Consecuentemente, nosotros, que nos pusimos en la parte más adelante de las 4 horas, salimos en torno a la posición 23000-25000 aproximadamente. Eso significa que aquí un servidor, que fue el que menos adelantó, superé en esos 42 kms y pico, a 8000-10000 personas. ¡¡¡Y eso que acabé en 4:01!!! Una barbaridad. Más aún en el caso de Remo y Gato que pasaron a cerca de 18000 personas. El trabajo de adelantamiento, de acelerones, parones, del momento de frustración cuando te hacían "pantalla", nos hizo un desgaste en torno al km 20 muy importante. De hecho, en los gps de Manolo, José Ángel y Remo salió la friolera de 43 kms y pico.

Aún así, todos estamos muy contentos de la experiencia y de los tiempos realizados. Porque no sólo hay que tener en cuenta ese problema de adelantamiento, sino que hubo un tapón en Bastilla, en el primer avituallamiento, que a los de atrás nos hizo perder 2 minutos parados sin poder avanzar. Teniendo en cuenta todo eso creo que fueron unos tiempos increíbles. Gato y Remo hicieron 3:32, José Ángel y Manolo 3:52, Antonio 3:55, Juan 3:58 y el que os escribe 4:01 (o 3:61 jejeje). Y como he dicho estamos muy contentos, porque debutar en esta distancia mítica en una ciudad como París es un sentimiento que pocos pueden disfrutar. Pero además esta experiencia, lejos de hartarnos de Marathon, lo que nos ha proporcionado es más ganas de 42 kms. Algún loco dijo que este año podíamos hacer la marathon de San Sebastián para culminar la temporada. Pero la cordura parece que ha ganado terreno y finalmente, si nos lo proponemos, volveremos a correr la marathon el año que viene ¿Primavera u Otoño? ¿Quién sabe? Lo que es seguro es que lo afrontaremos con la misma ilusión y ganas.

Vuelvo a repetirlo: una experiencia maravillosa. No sólo por debutar en una marathon en un lugar tan precioso como París, sino también por la compañía. Pasamos estos días de forma extraordinaria, con muchos andares, muchas risas, muchos kilómetros recorridos, grandes paisajes y monumentos visitados y con buenas (y caras) cervezas degustadas. ¿Lo repetiría? Por supuesto. Recomiendo esta experiencia a todos los que la puedan tener, sobre todo si van acompañados tan bien como lo hice yo. Ahora a descansar un poco y a por el circuito provincial. Aunque un poco de tregua... en dos meses y medio (desde el 18 de enero) llevo en las piernas una marathon (París), 3 medias marathones (Santa Pola, Villarrobledo y La Roda), dos carreras de montaña (Elche y Riópar) y Fuentealbilla. Todo eso no hubiera sido posible si no tuviera esa ilusión de disfrutar con este deporte del running con los compañeros del Club Atletismo Chinchilla. Sin duda somos la envidia de todos los clubs...